martes, 6 de noviembre de 2012

ALGUNAS CIFRAS

Algunas cifras:

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Trabajadores extranjeros andinos afiliados en alta laboral, según sector
de actividad, por nacionalidad, 2007
 
                                 Total (1)
Agrario
Industria
Construcción
Servicios
A .Central y del Sur
737.413
34.456
52.892
134.166
515.899

Bolivia
50.580
3.616
2.885
11.247
32.832

Colombia
141.358
3.653
10.334
22.082
105.289

Ecuador
256.697
22.520
19.921
58.420
155.836

Perú
78.243
1.562
4.707
13.313
58.661

Venezuela
18.022
191
1.144
1.600
15.087



Cabe señalar que el tema de la migración calificada desde la acade­mia ecuatoriana es una arista poco analizada y que requiere de mayor atención.51 Pese a que en términos generales el «perfil del migrante ecuatoriano» no recae en esta categoría, los datos disponibles seña­lan importantes niveles de escolaridad por encima del promedio país ―8.1 años de escolaridad― y cambios considerables en cuanto a la ocupación laboral entre el «antes y después» de migrar.
A manera de ejemplo, si el 26.3% de las personas trabajaban como pa­trono o por cuenta propia en Ecuador, apenas el 4.6% entraba en esta categoría en el país de destino elegido. Si el 50.5% de los hombres estaba como empleado u obrero antes de salir, este porcentaje sube al 73.4% en destino. Para el caso de las mujeres, si el 5% eran empleadas domésticas antes migrar, en destino el 32% se dedicó a esta actividad (ENEMDU, 2007)
Según los datos del censo (Census 2006), la mayoría —12.975 perso­nas—reside en Toronto, un número muy inferior en Montreal —1.375 personas— y muy pocos en la parte restante de Canadá. Podemos destacar una diferencia entre las dos ciudades. Mientras la mayoría de ecuatorianos históricamente ha migrado hacia Toronto, y en esa ciudad parece que la migración sigua siendo gracias a los mecanismos de atracción endógenos de las redes migratorias, por el contrario, la reciente ola está redireccionando su destino hacia Montreal.
Haciendo una análisis más detallado, destacamos que el flujo hacia Montreal, para el quinquenio 1991-1996, abarcaba apenas a 55 mi­grantes ecuatorianos, pero para el quinquenio posterior llegó a 130, hasta llegar a 315 migrantes entre el 2001-2006 (Census 2006). En Toronto, por el contrario, el flujo se sitúa, desde el 1996 hacia adelante «a grosso modo» en 1.500 migrantes ecuatorianos por quinquenio y esta cifra se ha mantenido constante (Census, 2006).

ACERCA DEL TEMA:

Estados Unidos, Canadá y Australia, en los últimos años, adoptaron un sistema de selección de la migración «por puntos» y por lo tanto, compiten en el mercado global para captar trabajadores calificados de los países con menos recursos.

En cuanto concierne a sus políticas migratorias, Canadá, en el año 1967,56 redefine las normas de inclusión y de exclusión en el territorio nacional según los niveles de educación, competencias y recursos de los potenciales migrantes (Pâquet M. 2008: 171). Según Zietsma, las políticas migratorias se redefinieron para captar personal laboral ex­tranjero de alto nivel educativo, para sostener la economía canadiense del conocimiento. Las leyes se orientaron a seleccionar a los poten­ciales migrantes en función de un conjunto de competencias, manejo de los idiomas nacionales, estudios y competencias adquiridas, y por ende a escoger trabajadores altamente calificados (Zietsma D. 2007).

En el cuadro de la actual situación canadiense, el contingente más amplio de migrantes, independientemente del país de origen, es aquel que entra en la categoría de trabajadores calificados (y de las personas a su cargo) que fueron escogidos en el extranjero en base a sus com­petencias (profesiones liberales, emprendedores, profesionales…) y superaron la selección mediante el sistema por puntos. Según los da­tos del Ministerio de Citoyennete et Immigration Canada (CIC, 2008) los migrantes procedentes de los países de la región sudamericana representó, en el 2007, un tercio de la migración (39%), mientras en el año 1996 solo representaba el 13%.
En lo concerniente a la selección en el extranjero, destacamos como actualmente en Ecuador, en las tres principales ciudades: Quito, Gua­yaquil y Cuenca, las oficinas de inmigración del gobierno de Quebec organizan un seminario de información sobre las modalidades para emigrar a la provincia francófona de Canadá.57 Adicionalmente, es muy común encontrar en los principales diarios de Ecuador anuncios para ir a trabajar a Canadá dirigido principalmente a profesionales.58
Según Parant (Parant M. 2001: 10), mecanismos de este tipo sirven para incrementar el flujo de migrantes provenientes de determinados lugares de origen. En concreto, por el caso de la provincia de Quebec, la selección se orienta, en primer lugar, hacia territorios francófonos y secundariamente hacia áreas latinas.59
La segunda categoría de entrada en Canadá es aquella de reagrupación familiar (Citoyennete et Immigration Canada, 2008). Analizando más en detalle las cifras totales de la migración del 2007 destacamos que entraron a Canadá 131.244 migrantes económicos; dentro de esta ca­tegoría notamos que los migrantes calificados según los criterios del skill worker program, son 41.251 personas con 56.601 individuos a cargo, lo cual representan el 74,6% de toda la categoría. Siguen, en ese mismo corte, los inversionistas y las personas a su cargo, con 7.443 individuos, los emprendedores y las personas a su cargo, con 2.160 individuos, y otras categorías menos representadas (Citoyennete et Immigration Canada, 2007).

Migrantes económicos en Canadá según categorías
Migrantes calificados según skill worker program
41.251
31.5%
Personas a su cargo
56.601
43.1%
Total categoría
97.852
74.6%
Inversionistas
2.025
1.5%
Personas a su cargo
5.420
4,2%
Total categoría
7.443
5,7%
Emprendedores
581
0,4%
Personas a su cargo
1.579
1,2%
Total categoría
2.160
1,6%
Otros
23.787
18,1%
Total migrantes económicos
131.244
100%


La inserción laboral de los migrantes es un tema clave en los debates sobre la migración calificada en Canadá, respecto a su nivel de es­colaridad y tipología de ocupación antes de la salida. Para una mejor comprensión, queremos aquí explicar brevemente cómo funciona el programa canadiense de recepción de trabajadores calificados. Según el programa federal skill worker, un candidato que quiere emigrar tiene que cumplir unos requisitos mínimos:
• Poseer experiencia profesional de por los menos un año en algu­no de los ámbitos establecidos por el Gobierno —administradores de diferentes tipologías, enfermeras, científicos, ingenieros…— o haber recibido una oferta de empleo permanente o haber vivido un año en Canadá como estudiante o trabajador temporal..
• Contar con fondos suficientes para subsistir los primeros seis me­ses después de la llegada al país. Una persona debe disponer de 10.601 dólares canadienses, una pareja de 13.198 dólares, un nú­cleo doméstico de tres personas de 16.225 dólares.60
• Obtener una puntuación de 67 puntos sobre 100 en función de los siguientes factores:
- Educación. 25 puntos por los años de estudio. Desde los 5 puntos por un diploma de secundaria hasta los 25 puntos por el doctorado.
- Idiomas. 24 puntos por el conocimiento optimo de inglés y francés y 16 puntos por el conocimiento óptimo de uno de los dos idiomas del país.
- Experiencia laboral. De 15 puntos por un año de experiencia a 21 puntos por cuatro años.
- Edad. Un máximo de 10 puntos para las personas entre 21 y 49 años de edad.
- Empleo acordado. 10 puntos por tener una oferta de empleo en Canadá.
- Adaptabilidad. 10 puntos por la supuesta facilidad de adapta­ción al país. Estos puntos son a discreción del oficial que exa­mina la demanda y pueden incluir el nivel de escolaridad del conjunto. El candidato tiene que pagar una tasa de 550 dólares para obtener un visado de residente permanente; los precios son diferentes según emigre solo o con su núcleo familiar.61
Como podemos ver, las puntuaciones más altas corresponden a los niveles de los estudios y a las competencias lingüísticas; importante es también pertenecer al cohorte de la población activa y con proba­bilidad de procrear en Canadá. Parece evidente que cuanto más ca­lificado es la persona que postula, más grande es la posibilidad de obtener la residencia permanente. El factor económico, tampoco es irrelevante; notamos que la cantidad necesaria para obtener el visa­do, y la necesaria para demostrar la capacidad de auto-sustento son bastante elevadas, y no todos los migrantes disponen con facilidad la cifra estipulada.


El estudio de Boyd M. (2000) y Man G. (2005) subrayan como, a pe­sar de los elevados perfiles educativos de los migrantes seleccionados, estos afrontan dificultades en cuanto al tiempo necesario para encon­trar empleo, a la calidad de la ocupación misma, a la marginalización y a la precariedad. De acuerdo al trabajo de Rojas-Viger (2004), la paradoja de tal situación es que la formación y los títulos académicos que fueron imprescindibles para la admisión en Canadá, ahora, una vez en la sociedad receptora, no parecen revestir importancia para la inserción en el medio laboral.
Según una encuesta conducida en Quebec entre los migrantes selec­cionados en 1996 y conforme al programa provincial para trabajado­res calificados (Godin J. 2004: 10), se recalca que los elegidos tienen dificultades para encontrar un empleo a causa de la falta de reconoci­miento de sus competencias (38%) y de la formación otorgada en el extranjero (31%).
De hecho, los migrantes en Canadá tienen que enfrentarse con la des­calificación y desclasificación profesional (Godin J. 2004: 24). En la actualidad los datos exponen que los foráneos tienen un nivel de esco­laridad superior a los oriundos. El estudio de Lindsay C. (2001) señala que el 17% de los latinoamericanos tenían un diploma universitario, contra el 15% de los oriundos; el 6,3% poseían un doctorado o una maestría, contra el 4,8% de los adultos canadienses.

Sin embargo, notamos como la situación no resulta ser uniforme en todo el territorio federal. Por ejemplo, para los latinoamericanos establecidos en Quebec, el origen nacional suele ser un importante factor de estratificación económica y ocupacional. Renaud (Renaud J., Piché V., Godin J., 2002: 9) en la encuesta sobre el mercado de trabajo quebequense, analiza cómo, si en los primeros seis meses del momento de la llegada, todos los migrantes parecen desfavorecidos, menos los de los Estados Unidos y de Europa del Oeste, después de diez años desaparecen las diferencias en tasas y tipología de inser­ción laboral, exceptuando a los latinoamericanos y vietnamitas; para ellos sigue existiendo una situación discriminatoria en el acceso al empleo. Parece, entonces, que el origen nacional tiene un efecto sobre el estatuto socio-económico del empleo. Aún más, Renaud J. y Martin L. (2001:10), notando las diferencias salariales entre los migrantes «blancos» y los de las minorías visibles, hablan de dinámicas de dis­criminación salarial en base a la etnicidad.
Analizando las proporciones de empleo de la población extranjera en Canadá, que posee un diploma universitario, observamos que las más amplias tasas de desempleo corresponden a los árabes (12,6%), los de Oriente Medio (9,8%) y los latinoamericanos (9,5%) mientras, en el otro extremo, encontramos los migrantes que no pertenecen a las minorías visibles (3,7%) (Census, 2006b). Fortin y Renaud (2004) se­ñalan como para este último grupo de migrantes se estaría abriendo una movilidad ascendente mientras, para los de las minorías visibles el proceso parece estar bloqueado o por los menos ir mucho más lento. Este fenómeno sugeriría que, de alguna forma, aun persiste una dife­renciación según la famosa color blindness que el sistema de elección de los migrantes tendría que haber abolido.63
Según el trabajo de Lindsay C. (2001), la mayoría de los latinoameri­canos residentes en Canadá trabajan en las industrias manufactureras (14%), también están empleados mayoritariamente en el área de ven­tas y de servicios y están sub-representados en los otros sectores.
Específicamente, los ecuatorianos en edad laboral están empleados en el sector de ventas y de servicios (2.370), comercios, finanzas y administración (1.480), transportes (1.325) e industria manufacturera y servicios de utilidad pública (1.175). La mayoría de ellos tiene un título de la escuela secundaria (3.835) y también un gran porcentaje de población de esta nacionalidad (3.860 personas, 1.505 hombres y 2.355 mujeres) no consiguió trabajo en el 2005 (Census, 2006b).


La situación parece diferente si la primera experiencia migratoria fue por razones educativas y los títulos universitarios se obtuvieron en este país (Renaud y Cayn, 2007). Como se subraya en el skill worker program, unos de los requisitos también es haber estudiado o traba­jado temporalmente en Canadá. En nuestro trabajo de campo hemos encontrado como, en la provincia del Quebec, esto se concretiza en un convenio bilateral.65
Los estudiantes ecuatorianos que quieren estudiar en las universidades de la provincia se benefician de la posibilidad de pagar la inscripción reducida, equivalente a la de un canadiense y no a la de un extranjero. Doce plazas corresponden a las universidades francófonas y tres a las anglófonas.66 Este acuerdo particular se inserta en el cuadro de las po­líticas migratorias quebequenses que prefieren escoger contingentes migratorios franco-asimilables con la función de proteger la lengua, la cultura y la densidad demográfica de la provincia. En efecto, la inser­ción en el medio laboral, según los relatos de estos estudiantes, parece ser más fácil —en comparación a la situación de Rosario—, una vez que ellos han decidido quedarse definitivamente y postular en el skill worker program para obtener la residencia canadiense.

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